¡Construyendo medios independientes! ¡Otra visión desde esta tierra!







jueves, 16 de mayo de 2013

Ni el mejor de todos

Había viajado como la estrella del equipo nacional de gimnasia. Los juegos panamericanos en Santo Domingo habían convocado la mayor cantidad de deportistas en la historia de la práctica olímpica en el continente. África Cordón llegaba como una de las favoritas para ganar en uno o dos aparatos del ciclo de la gimnasia y tenía verdaderas posibilidades en el all around. Nacida en el departamento de Jutiapa, creció y entrenó la mayor parte de su vida en dos escenarios: Ciudad de Guatemala y México DF. Su padre era accionista menor en una creciente empresa de telefonía. Había tenido todo el apoyo moral y económico para desarrollar sus capacidades. Pudo haber sido gimnasta, médica o violinista, siempre de las mejores. Dos días antes del inicio de los juegos sufrió fuertes dolores en el vientre, ingresó de emergencia en el hospital nacional de la ciudad caribeña casi desmayada. En el sistema médico de aquel país había alerta naranja para atender cualquier eventualidad relacionada con los juegos panamericanos y ella llegaba como la primera manifestación de eventos imprevisibles en cualquier evento que convoca a masas de deportistas, artistas y público. Salió de su momentánea inconsciencia y se halló en  una de las salas de emergencia, la enfermera le dijo que el mejor doctor de la Dominicana estaba por llegar y eso le alivió el espíritu por un largo y sereno instante.  Apareció un apuesto doctor moreno, quien con una sonrisa amplia la saludo y le tomó el ritmo de las pulsaciones. Sintió desmayarse de nuevo, mas no por las complicaciones de salud; un súbito impulso descontrolado le hizo retirar su mano de la del doctor. A mí no me toca ningún negro, grito con imprevista desesperación. El doctor no entendió la reacción y asumió el incidente como un delirio propio de la fiebre y la presión arterial  alta de la paciente. Colocó su mano en la frente de África quien frenética se levantó de la camilla, repitió autómata la frase previa  y salió caminando por la puerta de la sala de aquel moderno hospital. Los juegos se realizaron, África ganó dos medallas, una dorada y la otra de bronce, regresó triunfante a su país. En el mejor y más exclusivo hospital de Ciudad de Guatemala, un doctor con acento teutón le anunció que sería la campeona mamá de gemelos en un término de siete meses. Dos criaturas bienvenidas a este mundo para enseñarles que no todos somos iguales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario